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¿Qué enseña la Iglesia sobre las elecciones?

Adolfo J. Castañeda, MA, STL
Director de Educación
Vida Humana Internacional
adolfo@vidahumana.org
www.vidahumana.org

Cristo les dio a los Apóstoles y a sus sucesores, los papas y los obispos, la autoridad de enseñar el camino de la salvación. El camino de la salvación incluye los Diez Mandamientos y no solo la Ley Evangélica. Cristo no vino a abolir los Diez Mandamientos, sino a darles su pleno cumplimiento (ver Mateo 5:17).

Los Diez Mandamientos protegen y promueven los verdaderos valores. Por ejemplo, el Quinto Mandamiento prohíbe matar. Ese mandamiento protege y promueve la vida humana.

La Iglesia tiene autoridad para enseñar sobre la dimensión moral de todo asunto humano importante, como la política, la economía, la familia, etc. La dimensión moral incluye los verdaderos valores humanos: la vida, el matrimonio, la familia, etc. (Ver Catecismo, nos. 2032 y 2246.)

Los Diez Mandamientos son parte esencial de la ley natural moral y universal. Todos los seres humanos deben obedecer la ley natural y no solo los cristianos. Todos los seres humanos deben respetar la vida humana y no solo los cristianos. Ninguna sociedad puede ser justa si no respeta la vida de todos y, especialmente, la de los más débiles e indefensos, como los niños y las niñas que no han nacido todavía, los ancianos, los enfermos, etc. (Ver Catecismo, nos. 1955-1956.)

De todo lo anterior se deduce que la Iglesia, como cualquier otro grupo social, tiene el derecho y el deber de pedir a todos que respeten la vida humana y los demás valores, incluso en el ámbito político. Este ámbito político incluye el grave deber de todo ciudadano a participar en la vida política de su país, especialmente saliendo a votar cuando hay elecciones.

La Iglesia no le dice a nadie por quién votar o por cuál partido votar. Pero sí tiene el derecho y el deber de enseñarles a los católicos los criterios correctos para votar con conciencia humana y cristiana. 

La vida humana no es el valor más importante que existe. La vida espiritual es más importante. Sin embargo, la vida humana es el valor más fundamental que existe. Es la base y condición para la existencia de todos los demás valores y derechos humanos. Por eso, debe ser defendida más que ningún otro. (Ver Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre el aborto provocado, no. 11.)

No se trata de excluir los demás valores y derechos. Se trata de establecer una prioridad. Los valores más fundamentales a defender, especialmente a la hora de votar, son la vida, el matrimonio entre un hombre y una mujer, y la familia. Todos ellos son el fundamento de la sociedad. Luego vienen los asuntos de juicio prudencial, como la educación, la salud, la inmigración, etc. (Ver Obispos Católicos de EEUU, Plan Pastoral para Actividades Provida.)

No se trata de partidos, se trata de los derechos humanos más fundamentales que hay que defender. Ningún candidato político ni ningún partido es perfecto. Por eso, cuando estamos frente a dos candidatos que están muy lejos de ser perfectos, podemos votar por el menos malo en relación con los valores fundamentales de la vida, el matrimonio y la familia. Lo que nunca debemos hacer es votar por el peor candidato, especialmente en relación con el aborto y la eutanasia.